viernes, 31 de enero de 2014

VESTIDOS SILENCIOS




















La miraba con los ojos azules
de todos los días,
mientras la citaba el lamentable destino.

Siempre creí
que mis últimas horas
las compartiría con ella,
pero la muerte la visitaba lentamente
arrancando la miel de sus etéreos labios.

Sonreía
a través de ventanas sin vida,
al mismo tiempo que el alma perfilaba el lamento
de aquella torre con vistas azulinas.

Tú titubeaste
ante las consumidas pupilas
sembrando un -no me sueltes- en las manos,
en aquel instante una muchedumbre
bautizaba espacios vestidos
de penetrantes silencios.

Te busco y no te hallo
en el inquietante aire que respiro,
ahora,
la más triste velada rompe mi sueño
cuando proyectas frío sobre losas de piedad
en la pradera de tu voz
que fue mi delirio. 

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