jueves, 9 de enero de 2014

DÉJAME
















Te espero
en  translúcidas promesas,
en el alma  blanca
cuando el rocío se acuesta,
entre tanto, déjame,
déjame que te calle con mi voz.

Déjame que la tierra de mis pies te acompañe
cuando perfilen la ausencia destiñendo tus labios.
Y sobre el alba, déjame adorar la boca
para poder fraguar una sed clara,
clara como espejos de agua.

Déjame sobre la hierba mojada de los ojos
en primaveras verdes y florecidas,
también, en rincones tensos,
oscuros,
rincones, que pueda ser dormidos con las manos.

Déjame que en la imaginación sea tu aurora,
tu peldaño en las esquinas desiertas
cuando el terror sea el verdugo
hacia  noches petrificadas y austeras.

Déjame callarte entre frío y calor
destilando azúcar por futuras memorias,
así me sentirás en la tibieza del aire
con suspiros de pluma,
cuando te abrigue y mi voz te calle.







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