viernes, 14 de febrero de 2014

INTERMINABLE



Tu mirada,
firmamento entre pródigos,
luz sobre inacabables nostalgias…

Te he seguido como fiel amante 
aunque las cabizbajas sombras te reían.
Olimpo en los astros negros de las tardes
cuando las enmarañadas manos suplicaban mi sangre.

Me he perdido en el verdoso iris interminable
aquel que pacifica las eternas lágrimas de hiel,
al mismo tiempo llegas y me arrastras
ocultando los fantasmas caídos sobre mi frente.

Muertos los ojos te buscan
entre mil gritos,
y tú abres la llave del muro que apela razones
para seguir viviendo hacia silenciosos retos.

Y ahora como darte el agradecimiento
las palabras adecuadas,
solo mi mortal vida que se va con el aliento de la voz
que con el secreto de estos versos te nombran.

Tu mirada inacabable…


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