Soy yo,
la que sucede los plurales
de tu primavera,
y echa lazos
para que no se escape.
Del mismo modo,
prolongo los segundos
del reloj,
acomodándolo paralelo a mí,
para pensarte.
Pensarte,
en vertical y horizontal
de los proyectos simples,
hasta que se apague la luz,
para encenderla de nuevo.
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