Ahora,
en estos segundos de mi vida
me dejo arrastrar
porque las ganas me pierden.
Vivo sobre las líneas curvas del cuerpo
e imagino esa imagen,
en la que tú eres la caricia
y yo la libertad suspendida bajo los dedos.
Ante ti,
ante mí,
desnudo el placer entre pozos sin tregua,
no pretendo retrasar mi lengua sobre tu vientre,
ni postergar labios a través de los pliegues.
Desciende sobre el anónimo torso,
sobre la anónima nuca,
ésta que te exculpa
de tus candentes locuras.
Vivo sobre tus ganas.
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