Al romper el
día,
quiero
escribir las palabras que me faltan
sobre un
desnudo folio en blanco,
mientras a
media voz me dices
que no te
has ido.
Libre ante
la brisa voy susurrando historias
con el mismo
amor en cada palabra,
esa que
entre mis huesos
me calla
para seguir amándote.
Y a
contraluz,
déjame
recordarte la belleza de lo intocable,
la libertad
de imaginarte
aunque
pretendo seas mi fiel compañera
en cada una
de mis sentencias.
No pienso
ocultarte
ya que por
un minuto vestiste mis silencios
y el adiós de
insociables ternuras,
cuando bajo
la tierra se acomodó
el sin sabor
de mi presente.
Qué decirte
puesto que a
contracorriente muchos te señalaron
sin piel ni
nombre entre latentes espinas.
Ahora,
te pienso en
las madrugadas,
en las
pinceladas de los naranjas ocultos
del mismo
modo en tu interminable larga vida.
Soy libre en
tu libertad.
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