Una fría tarde de domingo te esperé,
como protagonistas un bulevar vacío
y una taza de café humeante,
mientras, las horas del reloj golpeaban al unísono
quedándose mi espalda gélida sin el aliento de tu voz.
Yo y solo yo,
soy el testigo mudo del designado encuentro,
sombra de luz en risa perpleja,
respirando canciones emergidas desde el secreto
en ese tiempo fugaz de ingrata y alentada vida.
Esperaba un ramo de rosas frescas de color rojo
una melodía en tu correcta boca,
pero la oscuridad se deslizaba
como un marco sin imagen, vacio,
muerto y carcomido por el paso de los años.
Así, suspiraremos entre amaneradas bambalinas
con manos lejanas vertidas en la fugacidad de los días,
gotas de lluvia trepadora en marmóreas cornisas,
donde la cal viva macera aterciopeladas sombras
que fugitivas ascienden de tu voz siempreviva.
Dueto: Leonardo Galea y Silvia
Impresionante dueto de dos grandes a los que tengo la suerte de poder leer casi a diario. Lástima no ser una terraza de cualquier bulevar y que os sentéis y escuchar de viva voz estos versos...
ResponderEliminarFelicidades por el blog, por tus ganas y por este dueto.
Mi admiración más grande y mi respeto como siempre.
Abrazos poeta.
Admiración la mía, siempre feliz de contar con tu presencia de la cual soy afortunada, salve poeta
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