Hay momentos,
en el que irrumpes
y me ciegas en un sueño
palpable
donde invoco ese instante,
en el que tú y yo
somos gota final,
gota que se aviva
tras mis piernas.
¡Qué ansia de callar la
lengua y su apetito!
¡Qué afán de traspasar los
límites!
Delante de mí
la saliva escribe
inspiraciones,
rimas en ángulo recto
sacuden el prólogo del
gemido.
Escribo prosas
sobre el estigma de la
piel,
mientras un laúd con
versos
alimenta musicalmente
la raíz de nuestros torsos.
Y susurras como un
violonchelo,
y me miras como un cuadro
recién parido de un pintor,
que termina su “Maja
desnuda”
al describirme.
Sé, que somos orgasmo
de agua y cielo al alba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario